¡¡¡Por fin!!!
Después de tanto ruido el gigante del petróleo ha tenido que echarse atrás. Finalmente, renuncia a la irresponsabilidad de extraer petróleo del Ártico. Alegan motivos económicos, pero en Greenpeace sabemos que la presión, con 7 millones de personas advirtiéndoles de su insensatez, ha hecho muchísimo daño a su reputación e imagen pública.Y ha sido determinante en esta decisión.
¿Había que llegar tan lejos para darse cuenta de que perforar en un ecosistema único era una locura? Por el camino, los 7 mil millones de euros que Shell ha invertido en su programa ártico, juicios y varios intentos de avanzar con la explotación del Ártico.
El Ártico es una región con una biodiversidad única, hogar de más de cuatro millones de personas, y una pieza fundamental para el clima global. Pero se está deshelando, en los últimos 30 años ha perdido tres cuartas partes del hielo.
A medida que retrocede el hielo, las empresas petroleras en su búsqueda de nuevas reservas de petróleo han puesto sus ojos en el Ártico. A pesar de los riesgos de vertido. Además, si los gobiernos quieren, como aseguran, luchar contra el cambio climático, las reservas del Ártico deben quedarse donde están, tal y como dicen los estudios científicos.
Que Shell se vaya del Ártico es una gran noticia por partida doble: por el propio hecho y porque lanza un mensaje claro a otras empresas con intereses en la región. La extracción de petróleo del Ártico no es rentable, ni para la economía, ni para el medio ambiente, ni para el clima.
Y tiene otro lado positivo: ha servido para movilizar a cientos de miles de personas, en decenas de países, que se han puesto en pie para defenderlo. Gracias, gracias, gracias. Con gente como tú, como vosotros/as, no hay millones de dólares que valgan. Porque es un ecosistema único, porque es de todos, y por todos los defensores árticos que han dicho que quieren su protección, seguiremos peleando para defender el Ártico.